Lo que importa es amar
En el fondo se trata de hacer lo
que haría Jesús si estuviera en mi lugar Él, que nos trajo a la tierra el amor
de Dios y nos lo comunicó. Hacer como haría Jesús. Y recordar que las ocasiones
que tendré de sufrir y padecer, de excusar y de perdonar, de aceptar y tolerar,
son tesoros que no debo perder con mis distracciones y valores, que debo hacer
míos como respuesta digna a todo el plan de Dios en la creación.
Saber transformar en amor todo lo
que acontezca, a imitación de Jesús: he aquí una vida digna de ser vivida; ya
que lo que importa es amar.
Cuando encuentre un hermano que
en mi vida pasada me hizo sufrir calumniándome y diciendo de mí toda clase de
males, lo amaré y amándolo, transformaré en bien el mal que me hizo; porque lo
que importa es amar.
Cuando me toque vivir con
personas que no piensen como yo, que se dicen enemigos de mi fe, los amaré, y
amándolos, pondré en mi corazón y en el suyo un principio posible de dialogo
futuro; porque lo que importa es el amar.
Cuando entre en un comercio para
comprar alguna cosa- un vestido, alimentos para mí-, pensaré en mis hermanos
más pobres, en los que tienen hambre y están desnudos; y este pensamiento
regulara mis deseos, y me hará pensar en caridad para con ellos, esforzándome en
ser desprendido de mí mismo, para ser generoso con ellos. Porque lo que importa
es amar.
Cuando vea la devastación del
tiempo sobre mi cuerpo y se acerque la vejez, trataré de amar más para
transformar con amor la estación fría de mi vida en un don total de mí mismo;
porque aun sabiendo que es inminente el holocausto; lo que importa es amar.
Cuando llegue la noche de mi
vida, o sobre el asfalto, o por accidente, o por una enfermedad mortal, o en el
corredor de un asilo de ancianos; me aferraré todavía y solo al amor,
esforzándome por adquirir y recibir gozosamente el peso querido por Dios;
porque en verdad lo que importa es amar.
Si el amor es Dios en mí, y si
estoy en el amor, estoy en Dios; es decir, en la vida, en la gracia: Participo
el ser de Dios… si la caridad es Dios en mí. ¿Por qué buscarlo a Él lejos de
mí?, y si él está en mí como amor, ¿Por qué debo cambiar o desfigurar su rostro
con actos que no son amor?
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