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PEDRO PABLO VANEGAS

Q.E.P.D.

Nació en Suaita, Santander, el 29 de Junio de 1927, del hogar conformado por Ana Dolores Lara Vanegas y Julio Sarmiento, compartió una niñez muy feliz al lado de sus hermanos; Julia, Roberto, Alfredo, Héctor, Irene y Ramiro. Se trasladó a la ciudad de Bogotá gracias a una oportunidad para trabajar en hilanderías Monserrate, donde se requería de una especial destreza para trabajar con sus manos, destreza que fue perdiendo paulatinamente. El médico de la fábrica le diagnóstico “el mal” después de haber notado la falta de sensibilidad en sus dedos, síntoma inequívoco de la lepra. 
 Fue remitido a distintos especialistas, retenido en varias ocasiones en la estación de policía de Puente Aranda y conducido desde allí al denominado dispensario antileproso de Cundinamarca, ubicado entonces en las edificaciones que hoy ocupa el instituto dermatológico Federico lleras Acosta, en el sector de la hortua. Después de los exámenes de rigor y de  recibir el diagnóstico positivo y oficial de su condición de enfermo, fue remitido al lazareto de Agua de Dios, lugar que le inspiraba un verdadero pavor, una inexplicable aprensión que lo llevó a huir antes que su traslado se hiciera efectivo.

Volvió a Suaita y se sometió durante dos años al intolerable tratamiento con chaulmugra. Entre tanto trabajó como ayudante de carpintería del pueblo, amparado por una familia que fue generosa lo suficiente como para emplearlo hasta el momento en que la enfermedad se hizo evidente.
Previendo su detención, decidió marcharse por su propia cuenta al lazareto de Contratación, antes que aceptar ser expuesto al escarnio público del destierro desde el seno de su propio pueblo. Aquella noche su mamá Dolores Vanegas, mató una gallina, preparó un comiso de viaje, hizo un barrullo con las cosas de don Pedro, lo encomendó a Dios y lo dejo partir.  Ella misma preparó los trastos de la familia y se marchó con sus otros hijos al campo, buscando eludir la persecución y las represalias que la policía pudiera infligir en el hogar de un leproso fugado.
Antes de esto, Don Pedro Pablo había conocido Contratación cuando apenas era un niño, en el preludio de la década de 1930.  La mamá, que tenía una familiar recluida en el lazareto, había ido con él en una oportunidad a visitarla, era la tía Candelaria.
Don Pedro se amañó en el lazareto y empezó a hacer muchos amigos con quienes compartía en sus momentos de soledad.
Con el tiempo empezó a destacarse como un gran líder comunitario animando a los habitantes contrateños para que se unieran en asociaciones con el fin de ayudarse mutuamente.

Desarrollaba y participaba en proyectos enfocados principalmente a la parte rural, pues estaba convencido que el futuro de este país estaba en el apoyo al campo. Promovió la siembra de árboles hacia el monumento a María Auxiliadora y la creación de granjas integrales. Se vinculó activamente en ASONALOHANSEN, desde donde lideró espacios y oportunidades en beneficio de los enfermos de lepra.
A finales del año 1961 y comienzos de 1962, se creó un taller de Carpintería bajo la dirección del Señor Pedro Pablo Vanegas y con el apoyo de la comunidad salesiana, donde 18 jóvenes recibían capacitación en este arte. El 11 de Febrero de 1964 se inician las actividades de la ESCUELA INDUSTRIAL SAN JUAN BOSCO. Fundadores; Rector: Padre Pedro León Trabucky, Profesores salesianos: Padre Camilo Brambilla, consejero de estudios,  P. Pablo Giua Viola, Padre Luis Granados, Padre Armando Cote Barroso, Clérigo Félix A. Tamayo y profesor externo; Sr. Pedro Pablo Vanegas.
Desde allí creó el pesebre mecánico de gran tamaño el cual mejoraba cada año, trabajo que le mereció el reconocimiento de la comunidad local y por el cual fue condecorado.
Don Pedro Pablo se distinguió y nos dejó a los contrateños su legado de solidaridad, amor y respeto hacia los demás, ayuda al necesitado, liderazgo y lucha por grandes ideales.   Paz en su tumba PETER


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